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Kiribati

El Recurso de la Hormona

(o la culpabilización de la Primavera)

Vengo observando, desde hace algún tiempo, esa reacción estúpidamente común a muchos varones de mi generación. Bueno, y a algunas mujeres, las cuales (quiero creer) no se han parado a pensar en la animalada que están diciendo de sí mismas.
Digo varones de mi generación porque ocurre menos, o yo no lo he detectado, con los que son más jóvenes.
Pongamos que mi generación es la que nació en los sesenta, para entendernos.
Y digo "muchos" varones porque no son todos, afortunadamente.
Son sólo los más listos y enterados de las cosas psicológicas de la vida y tal. Bueno, conozco a un camionero que ha aprendido en el mundo real y les da mil vueltas a los lectores, relectores y sabihondos de toda laya que no han asimilado ni una palabra de los libros que se han tragado enteros sin digerir. Y no han asimilado ni una palabra porque sus propios mecanismos de defensa no se lo han permitido. Porque sólo leen para autoafirmarse en sus cuatro estereotipos de andar por casa, con los que van mal-funcionando desde que tenian diecisiete años; manteniendo, en cambio, los ojos y las orejas bien cerrados a todo lo que pudiera enseñarles que se equivocan. Así que es como si no leyeran: o peor, porque se aprenden de carrerilla categorías, frasecitas y definiciones que les vienen al pelo luego, cuando les conviene aplicarlas traídas por los pelos.

Estoy hablado del recurso de la hormona o la culpabilización de la primavera.

Resulta pasmosamente común todavía (y lo que nos queda por delante, me temo) que una mujer exprese su indignación y enfado ante el comportamiento deficiente de un hombre y éste, en lugar de poner ni por un segundo en tela de jucio su propia manera de actuar, presuma, con toda la sospechosa inmediatez de quien se siente pillado en falta, que la mujer es víctima de sus estrógenos o de algún alboroto psíquico atribuible al cambio de estación. Y así se lo manifieste, por lo general con sonrisita de suficiencia.

Y lo cierto es que esa acusación tan descalificadora e injusta, no pretende sino imponer la sumisión a la mujer. Ya que no es tan fácil hoy en día, en los países occidentales, silenciar a las mujeres bajo un velo que las haga desaparecer como personas con criterio y sentimientos propios, se procede a descalificar sus palabras por el repugnante procedimiento de hacer creer que son víctimas de una locura transitoria que invalida el contenido de lo que están diciendo.

Pues no.

Piensen lo que les parezca, señores. Mi endocrino está muy contento con el funcionamiento de mis hormonas y la primavera, mayormente, lo que me produce es una alergia al polen de tres pares de huevos.

Claro que yo tengo agravante. Y aquí paso a personalizar y a contar mi vida. Vida que a mí me mola mucho, pero que a otros no les debe parecer tan molona.

Señoras y señores: soy culpable.

¿Por qué soy culpable?

Pues muy sencillo: porque sufrí un episodio depresivo, con tratamiento psicológico y farmacológico (Prozac, PROZAC, repito,por si no se lee bien). Esto, por supuesto, me convierte en una gilipollas crónica que no sabe lo que está diciendo. Ergo: si me engañan, me ningunean, o insultan a mi inteligencia de cualquier forma, lo que tengo que hacer es callarme y aguantarme, que para eso soy culpable.

Porque, faltaría más, existe una espada de Damocles sobre mi tonta cabecita, y es la eterna sospecha de que no sé lo que estoy diciendo: las hormonas, la primavera, la depresión, la medicación, la no-medicación, la psicóloga, el no haber acudido esta semana a la psicóloga, o cualquier otro factor derivado de mi debilidad mental, es lo que habla por mi boca.

Y no yo, legítimamente herida o cabreada. No, eso no. ¿cómo va a ser eso?

Soy mujer, luego estoy loca por culpa de las hormonas.

Soy sensible, luego estoy loca por culpa de la primavera.

Soy paciente de psicoterapia, luego estoy loca sin más.

Para colmo, tengo carácter, siempre lo he tenido, apañada estaría si no lo tuviera, y no me dejo aplastar ni por la madre que me parió. Por lo tanto, tengo muy mala leche y soy una borde. ¡Ah!: y una malhablada.

¿Y lo comodísima que resulto para todo el que me quiera hacer una putada? ¿Eh? Para todo el que se quiera sentir listo e interesante sin serlo. Para todo el que quiera tener razón a toda costa sin tenerla. ¿En qué otro lugar del mundo se la darán más que conmigo? Porque, claro, si yo no se la doy, como estoy loca...Ah...pues eso, que estoy equivocada.¡ Claro, claro, como está loca la pobre...!

Vamos, si deberían hacerme un monumento.

O pagarme por lo menos, coño.

Lo dicho: El Recurso de la Hormona. Acuño el término como la quintaesencia de la estupidez humana, cuando quiere simular listeza.

6 comentarios

Kiri -

Creo que hay que estar pendiente de algo importante: que la infravaloración de que hablas, Bambi, que en efecto existe y es feroz, no llegue a convencernos a nosotras mismas.
Cuando crees a los infravaloradores, interiorizas sus juicios y empiezas a infravalorarte tú misma, estás perdida. Ya te has caído.
Cuando alguien se dedica a intentar rebajar tu autoestima por sistema, es porque en realidad se percibe él mismo como inferior y busca mil maneras de colocarte a su supuesto nivel. O sea: envidia pura y dura.
Es una argucia tramposa y muy extendida.
Bueno, llevada al extremo, es la táctica de los maltratadores psíquicos.
Por lo general es sólo tontorronería. Pero jode, jode bastante. Y jode, sobre todo, las relaciones.

Yo ya no me creo ná, ni juicios psicológicos de pacotilla, ni correcciones paternalistas por cariño y tal.
No me creo ná.
Si son bromitas, pues vale, pues ja. Bromitas gilis son, pero ja. Incluso ja ja.
Pero yo ya no me creo naaá de naaá.

Bueno, me creo que me merezco lo mejor: la alegría, la risa, el amor, los amigos. Lo mejor de lo mejor. Eso sí me lo creo. Casi todos lo merecemos en realidad.

Bambolia -

Pues la verdad es que es completamente cierto, por desgracia: jode de la hostia eso de que te digan que no sabes lo que dices porque andas alterada, porque vas a tener la regla, porque las estás teniendo, porque estás ovulando... ¡coño! que yo ya sé cómo me pongo, pero sigo pensando igual de bien -o de mal-. Vamos, que el hecho de que esté más irascible -que sí que es cierto; hablo por mí- no me resta capacidad para discernir ni para tener criterio.

Existe mucha gente que necesita ayuda y el solo hecho de que se lo menciones ya les provoca dentera. No hace demasiado tiempo se lo dije a una amiga, que por qué no probaban, ella y su pareja, a acudir a un terapeuta y ha estado casi un año sin hablarme. Lo más gracioso de todo es que está estudiando psicología, :-(

Mi lista de ansiolíticos-tranquilizantes también es importante: Trankimazin, Orfidal, Seroxat, y a última hora, Dalparán -hipnótico- porque por culpa de las pesadillas estuve varias semanas durmiendo a razón de dos o tres horas diarias. Y eso que mi médica me dijo que no era depresión, sino crisis de ansiedad que no sabía controlar... ¡menos mal! no quiero ni pensarlo si hubiese sido una depresión.

Y todo, por un menosprecio absoluto a lo que fui-soy como persona: esa infravaloración está tan repartida, tan bien escondida por todos los rincones de esta sociedad, que acabas creyéndonte que te mereces lo que te está pasando, por no haber sabido comportarte como él -en mi caso- esperaba de ti... ¡ja!

¿Cómo pueden ningunear algo así, cuando, en muchas ocasiones, son sus burlas, sus desprecios, sus postureos revestidos de pseudo-intelectualidad los que van minando la fortaleza?

Me subleva, lo siento.

El otro día subió en el coche un amigo. Estaba casi encajonado entre el de delante y el trasero -simpáticos ellos-. Cuando lo saqué, el chico, gracioso él como ninguno, me soltó "anda, pues yo creía que no ibas a poder".

Y digo yo ¿acaso le hubiese hecho ese comentario alguna de vosotras a un hombre en situación similar? Me puede, lo siento.

Claro, que hubiese sido peor que me hubiese dicho que como esos días estaba de tranqui, había sabido controlar la situación...

Kiri -

Química: una química delicada.
Eso es lo que somos.
Me preocupa que no hayamos sabido sustituir los valores de las religiones por otros más humanos, y que hayamos cambiado los ídolos de madera por el ídolo dinero.
Así no es nada extraño que haya tantas depresiones. No sé cuándo vamos a aprender, coño.

Esstupenda -

Cosas que pasan. Mi cuñado negaba también eso d ela depresión. Se burlaba, decía queran subterfugios de gente floja.
Por desgracia hace 4 años tuvo una que le duró un año entero.
No se lo explicaba.
Nuestra mente es pura química y es un verdadero milagro que ese equilibrio no se altere.
Lo verdaderamente extraño en esta sociedad competitiva e inhumana, con unos valores tan espantosos que niega nuestra verdadera esencia, es que no vivamos alterados.

Kiri -

Bueno, lo de las defensas ha sido pura superviviencia, créeme, Esstu.

Es verdad que las consultas de los psiquiatras están atestadas. Hay mucha melancolía por el mundo, mucha carencia de afecto. Y mientras nos dé por medicarnos con especialistas, vamos bien. Lo chungo es la gente que no asume que necesita ayuda profesional y se refugia en otras cosas.
Creo que todavía somos un poco tontillos, con el temor al que dirán y eso. Se oyen cosas que son pa mear y no echar gota. Una conocida mía afirmaba con pleno convencimiento que ella "no creía en la depresión", como el que dice que no cree en el Espiritu Santo o yo qué sé. Vamos, que venía a decir que la depresión es una flojera de gente floja. Y eso que su madre había tenido una bien gorda.
En fin, la mente humana.

Esstupenda -

Hay tanta gente que toma y ha tomado prozac, o tranxilium, o tranquimazim, u orfidal, o valium, o belladona... (no sigo que me canso) que hoy la excepción son los que no lo han hecho.
De manera que lo que hay es mucho "loco" oculto y vergonzante.
O será también que hay pocos huevos para que cada uno pueda reconocer exactamente lo que es. Y somos débiles y frágiles, y en este mundo en que vivimos cada vez somos más los débiles y frágiles.
Ah¡ y haces bien en cultivar tus defensas