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Kiribati

Allí

Más de vez me ha sucedido. Comienza por llamarme la atención una persona: está en primer plano de la foto mental y me fascina, me mantiene entretenida durante mucho tiempo. Pero luego empiezo a fijarme en el paisaje que hay detrás.
El paisaje de su infancia y sus orígenes, donde jugaba de niño, donde se enamoró por primera vez, donde aprendió las leyendas y los cuentos decisivos.
Suelo pensar: "qué hermoso, su tierra es como él, las personas son un calco de la comarca de su infancia".
Recorro esos lugares, primero con la vista. Luego leo, aprendo y me bebo su Historia a tragos voraces.
Porque siempre tienen Historia. A veces, hasta poseen mitos: entonces es una fiesta desbocada para mis sentidos, lo juro.
Cuando ya no me puedo aguantar más, me traslado allí físicamente.
Una vez en el lugar ya no hay remedio: invariablemente me roba el corazón.
¿Y qué pasó con el antiguo protagonista de la foto? Ah...pues sí, qué mono. Pero es la tierra la que de verdad me arrebata. Se siente.
Pasado mañana estaré allí, en el país maravilloso de los robles y del brezo, de las cerezas y las azucenas silvestres, de las montañas que cantan canciones sólo a quien las sabe escuchar ("yo no digo mi canción sino a quien conmigo va"), del escaramujo, las nueces y la miel de romero. De los míticos ríos preñados de oro y de las diosas encontradas en el corazón de una encina, así como quien no quiere la cosa. Donde puedes sentarte a la vera del camino y verás pasar a todas las razas del mundo. Donde aún, en lo más profundo, quedan lobos. Y águilas. Y niños de hermosos ojos oscuros que todavía no saben cuán inmenso es lo que saben.
Esta vez, cuando haya sido capaz de llegar hasta el último confín, abrazaré a un árbol por primera vez en mi vida. Y eso significará mucho, muchísimo. Porque se habrá cerrado el círculo: fue ese árbol el que me llamó a través de ti, el que me llevó a fijarme primero en ti y luego en el paisaje de tu infancia. Porque los árboles ancianos conocen lo visible y lo invisible, y ese árbol sabe que yo necesito imperiosamente abrazarle.
Ya me invade la impaciencia por encontrarme allí.

9 comentarios

Kiri -

Gracias, Gru. Tengo un mono de bosque y de arte medieval que te pasas.
:-)

Gru -

Buen viaje, Kiri. Qué lo pases muy bien y disfrutes mucho. :-))))))

Noa -

:)yo me tomaré ahora cuando salga de aquí otra.
Chin chin!

Kiri -

Ya está. Este tiene música de piano y un montón de poemas.
Dejo Poesía en Internet por si se arregla.
Voy a arreglarme yo también que luego salgo a tomar una copichuela.

Kiri -

Pues habrá pasado algo con esa página, porque desde el google tampoco sale nada.
Voy a cambiar el enlace por otro también de poesía, que es muy molón.
Gracias por el aviso, noa, muas.

Kiri -

Ahora miro, reina mora.

Noamanda -

El enlace de poesías en internet no se me abre niña!

Kiri -

Lo haré, guapa. Daré a los árboles recuerdos de todos.
:-)

Noamanda -

Ajá, es un lugar que tengo de los primeros en mi agenda.
Sobre todo, los árboles de aquel lugar, sí Sra, allí me están esperando a mí también.
Dales recuerdos de mi parte.
Disfruta!
Besitos