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Kiribati

La Cabra...

...del logo es una obra del paisajista americano Albert Bierstadt.
Esperemos que no se coma el fondo verde. Si alguien pasa por aquí y la ve mordisqueando, que la diga algo. A ver si cuando vuelva me encuentro los cables del ordenador al aire, je.

Me voy de reunión.

¡Otra vez! :-(

8 comentarios

Kiri -

En las zonas montañosas del Norte hay, Ana. Y vacas, unas vacas maravillosas. Casi, casi sagradas.
:-)

Ana* -

Jaja, Kiri, eres una mina de batallitas. Expectante nos tienes.

Por cierto, a mí también me encantan las cabras pero hace siglos que no veo ninguna así, al natural. No sabéis la envidia que me dais.

Kiri -

A más de un cabrón le ponía yo un mandil de esos, jajaja.
Yo me acuerdo de las cabras en el pueblo, cuando estaba allí de vacaciones. Cada familia tenía una cabra o dos y un pastor las sacaba a pastar al campo a diario. Las devolvía a casa cada tarde y las ordeñaba allí mismo.
Era un espectáculo para los niños de ciudad.
A mi ex, de pequeño, se le escapó una cabra y se subió al tejado de la Orosia. Este dato objetivo es que me ha venido a las mientes ahora, como una anécdota épica y tal.
Mi pueblo se llama Valdelaguna, por cierto. No sé si lo he mencionado alguna vez. Está muy cerca de Chichón y de Colmenar de Oreja.
Otro pueblo vecino, Belmonte de Tajo, tiene en su leyenda local una cabra.
Esto también es una anotación épica.
Un día de estos cuento nuestra leyenda local, protagonizada por una abubilla.
Bueno, mejor la cuento ahora y así me quito el susto de la reunión de esta mañana.
Será después de la publicidad.

Gru -

Molan las cabras, molan. Yo las recuerdo en mi infancia campestre cuando trotaban por los caminos y los olivares. Y los cabrones, tan monos, con sus mandiles para que no se dedicasen a actos lujuriosos con las cabras. Imagen idílica, sí.

Me encanta tu cabra, Kiri. ;-)

Kiri -

Ahora voy a fustigarme un rato con la tapa del wáter, ya que he cometido un laísmo horroroso al redactar el post.
Lamentable.
Absolutamente lamentable.

Anda que, en la reunión, casi nos zurramos tós con la super-jefa. Yo voy de nueva en estas lides, pero alguno de mis colegas ha soltao por la boca lo que no está escrito.
Y con razón, con razón.

Kiri -

Noa, me alegro de que hayas conseguido tu sueño. Espero conseguir yo el mío también, algún día. ;-)

Pues sí, Bambi, las cabras monteses no se cortan un pelo. En las zonas donde la gente les da de comer, enseguida se lo aprenden y van como Pedro por su casa. Si vas por las carreteras que bordean algunas zonas de los Picos de Europa, te las encuentras paradas en el arcén mirando pasar a los coches tan tranquilas.
Son una monada de bichos.
Aún recuerdo las ocasiones en que Gru se siente cabra, sin ir más lejos.

Bambolia -

El verano de 2003 vi a una cabra y a su cría mientras paseaba por los huertos de Linares. Se han acostumbrado tanto a la proximidad de la gente, que ya no se asustan y, a pesar de que salen huyendo, se atreven a acercarse hasta lugares a los que antes no hubieran ido en busca de alimento. Mi amiga y yo nos quedamos mudas, paralizadas, temiendo que si hacíamos algo, el milagro del equilibrio que mantenían ambas, pudiese quebrarse: estaban sobre un risco, en un lugar imposible. Eran tan similares al color de la roca que costaba diferencialas... el mimetismo, ya ves...

NoA -

Siempre me gustaron las cabras...será porque mi madre me llamaba siempre cabra loca cuando a mí lo que de verdad me hacía feliz, era saltar por los montes llenos de piedras. Ahora que me voy a vivir frente a mi montaña, dice que estoy obsesionada, y al final, lo he conseguido, jeje. Ha costado, pero ha llegado :)besito