Siamesas
De niña me dijeron que ella había muerto durante el parto, pero sólo se trataba de una mentira más.
La verdad es que se cosió a mi vientre en la oscuridad de la noche y se alimenta de mi sangre desde entonces, sin que los demás la perciban.
No siempre está activa. En ocasiones duerme durante meses, y hasta puede, por momentos, parecer un cadáver. Pero no tarda en despertar, con un hambre salvaje, en cuanto su nariz olfatea la cercanía de algo deseable y apetitoso.
Entonces me obliga a saltar sobre la presa y devorarla con toda premura, murmurando amenazas en mi oído. Yo engullo sin masticar apenas, sin saborear el fruto de mi depredación, ya que ella podría impacientarse y ocurrirían cosas espantosas.
Apenas el alimento llega a mi torrente sanguíneo, ella, mi particular sanguijuela, lo succiona para luego despedir por sus venas verdosas la basura tóxica que me devuelve.
Así vivimos esos momentos de confusión y de caza, como dentro de una nube irreal: todo ocurre deprisa, muy deprisa.
Mi siamesa posee unas pupilas rosadas de niña maligna, una palidez translúcida en su piel de espectro y una boca apretada por la rabia asesina que experimenta contra todo lo que está vivo.
Me aterroriza su veneno, su mirada hipnótica de fiera hambrienta; me golpean sus palabras de criatura pervertida desde la raíz de sí misma: "Tú no sirves...Tú no sabes...Tú no puedes matarme porque morirías también..." Y su risilla seca, breve, cuando murmura con sarcasmo "Oh, pobre de mí, no me mires así...soy apenas poco más que una verruga...".
Pero después emite un gemido y, antes de volver a dormirse, yo sé que entiende que mi mayor deseo es que desaparezca. Y sé que toda ella es, en ese pequeño instante, conciencia de su propia condición de monstruo.
Lo que aún ignora es que por fin, después de tantos años, sé cómo he de hacer para acabar con ella.
Cuando vuelva a abrir sus ojos de demente, hundiré mi boca en la suya y taponaré los blandos orificios de su nariz, hasta arrebatarle, con toda la violencia del deseo y de la muerte, el último resuello de su infravida.
O hasta que ella me lo arrebate a mí.
A.28-7-2004
La verdad es que se cosió a mi vientre en la oscuridad de la noche y se alimenta de mi sangre desde entonces, sin que los demás la perciban.
No siempre está activa. En ocasiones duerme durante meses, y hasta puede, por momentos, parecer un cadáver. Pero no tarda en despertar, con un hambre salvaje, en cuanto su nariz olfatea la cercanía de algo deseable y apetitoso.
Entonces me obliga a saltar sobre la presa y devorarla con toda premura, murmurando amenazas en mi oído. Yo engullo sin masticar apenas, sin saborear el fruto de mi depredación, ya que ella podría impacientarse y ocurrirían cosas espantosas.
Apenas el alimento llega a mi torrente sanguíneo, ella, mi particular sanguijuela, lo succiona para luego despedir por sus venas verdosas la basura tóxica que me devuelve.
Así vivimos esos momentos de confusión y de caza, como dentro de una nube irreal: todo ocurre deprisa, muy deprisa.
Mi siamesa posee unas pupilas rosadas de niña maligna, una palidez translúcida en su piel de espectro y una boca apretada por la rabia asesina que experimenta contra todo lo que está vivo.
Me aterroriza su veneno, su mirada hipnótica de fiera hambrienta; me golpean sus palabras de criatura pervertida desde la raíz de sí misma: "Tú no sirves...Tú no sabes...Tú no puedes matarme porque morirías también..." Y su risilla seca, breve, cuando murmura con sarcasmo "Oh, pobre de mí, no me mires así...soy apenas poco más que una verruga...".
Pero después emite un gemido y, antes de volver a dormirse, yo sé que entiende que mi mayor deseo es que desaparezca. Y sé que toda ella es, en ese pequeño instante, conciencia de su propia condición de monstruo.
Lo que aún ignora es que por fin, después de tantos años, sé cómo he de hacer para acabar con ella.
Cuando vuelva a abrir sus ojos de demente, hundiré mi boca en la suya y taponaré los blandos orificios de su nariz, hasta arrebatarle, con toda la violencia del deseo y de la muerte, el último resuello de su infravida.
O hasta que ella me lo arrebate a mí.
A.28-7-2004
15 comentarios
Bambolia -
Kiri, tienes razón. No son enamoramientos. Se trata de atracciones, pero de éstas que no sabes cómo explicar... es tan complicado... Las dos son imposibles, lo sé. Una, porque, aun existiendo contacto epistolar, no existe más que eso. La otra, porque no tengo forma ni manera de contactar con él, a no ser que pase a engrosar las listas del rídiculo español y me comporte como una adolescente, en plan fan enforverecida, y me coloque a la puerta de un teatro a la espera de que el señor salga de trabajar. Y claro, una no está por hacer el tonto hasta ese punto... aysssssss!!!! que me da mucha rabia no haber sido más lanzada...
Lina, es normal que no te plantees nada más con otro hombre. Si yo estuviera en tu lugar, tampoco tendría en la cabeza más de un hombre, :-))
Gru -
A disfrutar de la poliandria, Kiri. Cada momento tiene su cosa, es verdad.
Kiri -
Lo de que tu santo planche mola,Gru.
Gru -
Y en cuanto a los amoríos yo no sé de eso. Tengo a mi Santo (como dice la Elvira Lindo), que es multiusos y me sirve para todo en uno mismo (hasta sabe planchar), y no me voy a poner a buscar más porque me va muy bien. Pero me parece muy bien que vosotras hagáis inversiones en diferentes dominios para diversificar riesgos, por eso de si viene una crisis gorda y tal. Eso es visión de mercado, muñecas, y está muy bien.
Creo que se pueden tener todo tipo de relaciones, siempre que uno esté bien con ellas. No creo en los convencionalismos al uso. Es normal que os gusten varios. Yo también echo una ojeada de vez en cuando y digo "qué atractivo es no se quién, si no fuera por... pues a lo mejor", pero como tengo un buen ejemplar en casa pues se queda ahí la cosa y punto, porque no vamos a arriesgar a perder algo que merece la pena. Mi Santo también se fija en alguna que le atraiga, claro, y es normal, pero bueno, hay confianza.
A ver cuándo me zampo una sandía a cucharadas. Mola.
Kiri, que me enseña la vida salvaje.
Kiri -
Veamos: será que tenemos ganas de soñaldespieltas. Yo tengo uno para la cosa carnal, que está muy bueno y
aguanta lo suyo, no te creas.
Me aguanta hasta a mí, o sea.
Eso por un lado. Luego está el que me ciber-mola (pero muuucho) desde Diciembre de 2001, el cual todavía no se ha dignao darse a conocer en mis presencias. Mucho messenger bla bla pero pan poquito. Será que no le da la gana al hombre, qué le vamos a hacer.
Y luego pues me pone bastante uno del curro, no de mi oficina, pero que antes sí que trabajaba conmigo y ahora nos seguimos viendo pero menos. Este aún no lo he catao, a pesar de que vive en Móstoles y de que muestra un cierto interés visual por mis adminículos mamarios.
Y en fin, pues lo que vaya una encontrando por los senderos del Señor.
Enamorá, enamorá, lo que se dice enamorá, pues no creo que esté.
Así que, sí, se pueden tener varios objetos de deseo, pero eso no será amor y tal, digo yo, porque entonces uno tendría mucha más atención que los demás y los eclipsaría con el brillo de su presencia en tu corazón y otras vísceras.
Kiri -
Que no sea ná lo de tu aparato, Bambi. Un descanso de la internete también viene bien.
Besos grandes, grandes,:-)
Bambolia -
Yo me voy por unos días. Mañana aquí es festivo y tengo el ordenador estropiciau -creo que viroso-, con lo que hasta el lunes en el curro, se acabó la internete para la menda.
Besotes pa las dos, guapísimas.
(¿hay alguna solución para no soñar con un imposible? argggg, que m'he enamorau doblemente y no sé mantener tres amores a la vez, jajaja... pol dios, que se me va la olla... dos son imposibles, y el posible, pos como que estoy a gusto y tal pero no tiene mucho "que me tiemblan las rodillas"... y los otros... aysss, que na más que hago que soñar despierta... ¡joer, qué repipi puedo llegar a ser! reivindico el derecho a enamorarse a tres/cuatro o cinco bandas a la vez! hala...)
Me voy. Golgueré sin las golondrinas, que todavía no me ha dado por Bécquer.
Cuando tu siamesa se despierte dile que has pensado en presentarle a Acebes, porque es el hombre que toda mujer desearía como esposo. Seguro que se muere del susto... de oirte o de conocerlo -si es de oirte mejor, porque así te ahorras el tener que verlo tú-.
Kiri -
Me voy a la compra.
Kiri -
Ya era hora de que terminara esa farsa machista y patriarcal del paterfamilias abriendo la sandía con cuchillo monte y repartiendo rodajas a su prole de churumbeles, que se espían unos a otros con el rabillo del ojo, a ver si su ración es más pequeña o más grande que la de los demás.
No hay mayor exhibición de poder arbitrario que ese reparto tradicional de la sandía.
¡Viva la cuchara!, afirmo.
Desde que ví el anuncio de aquarius en la tele no había alcanzado mayor convencimiento de que los tiempos están cambiando.
¡Zumbemos todos las alitas al compás para celebrarlo!
Gru -
Me voy a ruborizar y todo... Pero antes zumbaré las alitas y eso. ;-)
Kiri -
Muuuuuaaaaaaaa.........
Gru -
Kiri -
Pero molo.
Kiri -
:-P
Gru -