Jardín Oscuro
Hay un punto en el Universo en el que sorprendo a mi memoria volviendo infinitas veces, sin que yo sepa por qué.
Para mí es un lugar mágico. Es un puente sobre el Tajo, junto al palacio de Aranjuez.
Allí me he detenido y me he asomado con frecuencia. Miro al agua y, sin dramas, percibo la muerte. La veo como el olvido, como pasar a otra sala y no acordarme de lo que dejé en la anterior. Una vez escribí un poema allí mismo, en ese preciso lugar, porque sentí tan clara esa presencia de la muerte como si alguien me la estuviera explicando al oído con todo detalle.
Lo puse aquí, hace muchísimo tiempo.
Como la inmensa mayoría de mis textos, ya no me gusta. Más bien lo odio. Yo sólo puedo leer lo que he escrito cuando lo estoy repasando: al día siguiente no lo soporto. Me parece malísimo, pretencioso y lleno de fallos. No sé si lo es. Seguramente, aunque esto es lo de menos.
Lo terrible es esa manera tan intensa de experimentar emociones, sensaciones, lugares, olores, recuerdos.... No creo que nadie pueda entenderlo de verdad. Ahí pierdo el contacto con los demás y me siento completamente sola en el mundo.
Y no, no estoy exagerando.
El caso es que hoy yo paseaba por allí con mis sobrinos (tengo tres, como el pato Donald).
A ellos les gusta el sitio porque se ven los patos nadando abajo. Y porque, en la fuente de Hércules, que está cerca, nos hemos salpicado. Hacía viento.
Es muy posible que mi fijación por ese lugar se deba también a alguna escena de mi infancia que yo no recuerdo. Mi hermana y yo también íbamos allí con mis padres.
En el mismo lugar hay dos relojes.
Uno está en la fachada del palacio: siempre marca las seis en punto. Bueno, no creo que marque nada, sólo que las agujas están detenidas en posición vertical.
Otro es un grabado en la pileta de la misma fuente de Hércules. Es de sol, pero no tiene gnomon, que es la parte del sencillo mecanismo que haría sombra sobre las muescas. Luego, no marca ninguna hora.
La sensación allí es que tengo que recordar algo, algo importante, y no lo consigo.
Se me ocurren historias enteras mientras me asomo al río.
Es como si se abriera una compuerta.
Allí soy yo, yo misma. Muy bien, pero el problema es que no me siento a salvo.
Bueno, no sé por qué lo explico tanto. Ya sé que no se me entiende.
Además da lo mismo.
Estoy segura de que da lo mismo.
Para mí es un lugar mágico. Es un puente sobre el Tajo, junto al palacio de Aranjuez.
Allí me he detenido y me he asomado con frecuencia. Miro al agua y, sin dramas, percibo la muerte. La veo como el olvido, como pasar a otra sala y no acordarme de lo que dejé en la anterior. Una vez escribí un poema allí mismo, en ese preciso lugar, porque sentí tan clara esa presencia de la muerte como si alguien me la estuviera explicando al oído con todo detalle.
Lo puse aquí, hace muchísimo tiempo.
Como la inmensa mayoría de mis textos, ya no me gusta. Más bien lo odio. Yo sólo puedo leer lo que he escrito cuando lo estoy repasando: al día siguiente no lo soporto. Me parece malísimo, pretencioso y lleno de fallos. No sé si lo es. Seguramente, aunque esto es lo de menos.
Lo terrible es esa manera tan intensa de experimentar emociones, sensaciones, lugares, olores, recuerdos.... No creo que nadie pueda entenderlo de verdad. Ahí pierdo el contacto con los demás y me siento completamente sola en el mundo.
Y no, no estoy exagerando.
El caso es que hoy yo paseaba por allí con mis sobrinos (tengo tres, como el pato Donald).
A ellos les gusta el sitio porque se ven los patos nadando abajo. Y porque, en la fuente de Hércules, que está cerca, nos hemos salpicado. Hacía viento.
Es muy posible que mi fijación por ese lugar se deba también a alguna escena de mi infancia que yo no recuerdo. Mi hermana y yo también íbamos allí con mis padres.
En el mismo lugar hay dos relojes.
Uno está en la fachada del palacio: siempre marca las seis en punto. Bueno, no creo que marque nada, sólo que las agujas están detenidas en posición vertical.
Otro es un grabado en la pileta de la misma fuente de Hércules. Es de sol, pero no tiene gnomon, que es la parte del sencillo mecanismo que haría sombra sobre las muescas. Luego, no marca ninguna hora.
La sensación allí es que tengo que recordar algo, algo importante, y no lo consigo.
Se me ocurren historias enteras mientras me asomo al río.
Es como si se abriera una compuerta.
Allí soy yo, yo misma. Muy bien, pero el problema es que no me siento a salvo.
Bueno, no sé por qué lo explico tanto. Ya sé que no se me entiende.
Además da lo mismo.
Estoy segura de que da lo mismo.
17 comentarios
Ana* -
Kiri -
Es una pasada. O a mí me lo parece, vamos.
Muchas gracias, guapa. :-)
Ana* -
Gru -
De nada, marujadedoblecama. :-)
marujadedoblecama -
Kiri -
Tengo que aprender un día de estos.
marujadedoblecama -
Gru -
La dirección URL que has puesto es la siguiente:
http://www.infoaragon.net/servicios/blogs/kiribati/marujadedoblecama
Y la correcta es esta:
http://www.infoaragon.net/servicios/blogs/marujadedoblecama
Sin "kiribati" enmedio. Después de "blogs" debe ir el nombre de tu bitácora.
marujadedoblecama -
marujadedoblecama -
Gru- la ´pagina que enlazo en el nick no es mía. -
Kiri -
Kiri -
Muchas gracias.
En seguida visito el tuyo.
:-)
marujadedoblecama -
Kiri -
Gru -
Yo recuerdo tu poema y estaba bastante bien. En general escribes cosas muy bonitas (y no es por halagar). Es posible que te exijas demasiado y eso te haga ver deformado lo que te gustó en un principio.
Buenas noches, hermosa. ;-))
Kiri -
Y los niños comiendo bocatas y yo una coca light, no te jode.