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Kiribati

Hoy en el gimnasio

Hoy me he parado en el gimnasio, mientras esperaba a que terminara mi amiga, para marcharnos juntas.

He contemplado, por unos segundos, a los humanos que me rodeaban, con la misma atenta dedicación con que puedo mirar a los animales de un zoo, o a los peces de un acuario. Esto no es nada peyorativo: adoro y admiro a los animales (sobre todo a los que tienen la piel moteada, aunque este detalle, dirán los que me conocen, es una de mis rarezas propias de animal moteado).
He pensado en cómo la vida y los sucesos nos modelan físicamente. Al igual que las arrugas de un rostro evidencian sufrimientos y trabajos de años y años, las barrigas, los músculos fláccidos, los hombros cargados, los andares de pato, son mensajes tan claros, que casi asusta el hecho de que mostremos tanto de nosotros mismos en cada uno de nuestros gestos y nuestros cuerpos. Y lo mismo ocurre con el caso contrario, claro: los cuerpos duros, los abdominales lisos, la gracia y la esbeltez extremas. Sólo que, en este último caso, la verdad: me siento menos humanamente interesada. Cuestión de gustos.

Y, con todos mis defectos, me he querido tanto en ese instante, me he gustado tanto, que he estado a punto de abrazarme allí mismo.
Todo porque, en ese abrazo que me doy, siento con toda mi alma que asumo mi porqué. Mi por qué soy así, de esta manera y no de otra. Entiendo de qué desamor nació cada michelín; de cuántos momentos de amor, con mi hija en brazos, nació la costumbre de balancearme de derecha a izquierda cuando estoy distraída; entiendo los miles de horas de dedicación a mi trabajo que hicieron nacer esa contractura crónica que tengo en el hombro; entiendo de qué desaforada pelea de superviviente ha nacido cierto gesto de atención alerta de mi cabeza; y cuántos pasos por cientos de caminos me ha costado mi personal manera de apoyar la planta de los pies en el suelo.

Y por todo eso, porque todo eso es mío y de nadie más, me quiero y me gusto un montón. Y, porque me he dado cuenta en ese segundo de descanso en el gimnasio de que, a todos los que estaba allí conmigo, la vida les ha moldeado también, he sentido afecto y gusto por ellos. Sólo por eso, por ser personas.

Bueno, ya sé que parezco un anuncio de Adidas y tal, pero...Así están las cosas. :-))

11 comentarios

Kiri -

Hoy me he levantado singularmente optimista, como se puede apreciar.
Juas.

Kiri -

Pues sí, Ear, yo también lo creo.
Hay que disfrutar cada momento. Quizá no seremos felices del todo, pero iremos toreando a la desdicha.

Ear3ndil -

Dijo un sabio que la verdadera felicidad es saber apreciar la vida tal como es, sin juicios de valor que la empañen, que la numeren, que la clasifiquen. Creo que tenia razón.

Kiri -

Y han vuelto a hackear maru. Pelmazos.

Kiri -

Claro que es peor, mucho peor, cuando parezco un anuncio de compresas, que eso también me pasa mucho.

Kiri -

Así, es: un lujo que (me parece) sólo disfrutamos a ciertas edades avanzadas ya, jaja...
Tener y no tener.
Tener mucha quincalla y creerse rico, o tener pocas y valiosas posesiones y serlo.
Buena decisión.
Por lo demás, me gusta la gente imperfecta. Mejor aún: me gusta la gente que se sabe imperfecta según los cánones, y no anda perpetuamente cabreada por ello.
Efectivamente, Bambi, el cuerpo no significa nada si no te proporciona buenos momentos.

Y sigo pareciendo un anuncio de Adidas.

Va a ser una maldición o algo.

Bambolia -

Un lujo vivir un momento así.

Cuando una mira sus piernas y se extraña de que hace cinco años las encontrase horrorosas, porque no hace ni dos semanas que ha sido consciente de que son esas maravillosas piernas las que le llevan a todas partes, las que le hacen disfrutar de un paseo.

Aceptar que lo que importa mucho no se puede tener es tarea complicada. ¡Ánimo!

Kiri -

Y lo diré, sí, aunque suene pretencioso: es mucho lo que tengo.
Y mucho lo que no tengo.

Kiri -

Gracias, Cini.
Bueno, tengo mis momentos. Más que bien o mal, estoy reflexiva. Calibrando qué me importa, qué no me importa; y qué, por mucho que me importe, no forma -por desgracia, por gran desgracia- parte de mi vida.
Asumir esto último es mi gran reto en estos días.
Lo mejor es procurar vivir lo que tengo. Eso creo.

Cini -

Pues me alegra verte bien. :)

Cini -

Bueno, leerte bien. :)