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Kiribati

Orillas

Orillas Vivían en las orillas del Gran Río. En orillas opuestas: nunca llegaron a tocarse. Sólo se hablaban, se hablaban mucho, años de conversación acumulados.
Y se miraban, casi siempre sonriendo.
Alguna vez, uno de los dos propuso cruzar el cauce para ir al encuentro del otro. Pero el cauce les parecía demasiado peligroso. Los remolinos, asesinos invisibles, succionaban a los nadadores hacia el fondo, donde sus pies quedaban atrapados entre las algas y ellos jamás volvían a emerger a la superficie, sino que vegetaban como sombras arrastrándose para siempre entre las arenas del lecho.
Al menos eso creían los dos, bien porque lo habían soñado o bien porque los ancianos de sus respectivas aldeas se lo habían relatado.
De modo que transcurrieron los años y ellos jamás se decidieron a cruzar al otro lado.
Cuando llegaron a la edad adulta, comenzaron las ausencias.
Las obligaciones y las pasiones los mantenían lejos de la ribera.
Siempre terminaban volviendo, pero cada vez con menor frecuencia. Y, sobre todo, cada vez coincidían menos. Cuando alguno de ellos se sentía solo, desdichado o enfadado con el mundo, con o sin motivo, añoraba al otro y acudía al Río. Pero justo entonces el otro era feliz en su aldea y ni siquiera recordaba que el Río existiera, más que, quizá, en alguna tenue ráfaga de sueño cuyo recuerdo desaparecía en cuanto despertaba.
Luego terminaron los años del ruido.
Perdieron todo aquello que se suele perder: la juventud, la fuerza, el entusiasmo del amor. Perdieron personas y cosas insustituibles y entonces sí retornaron los dos al Gran Río.
-Una cosecha próspera este año.- dijo uno de ellos a modo de saludo, nada más ver al otro tomar asiento en la hierba de enfrente.
-Para los jóvenes.-dijo el otro.-Nosotros ya hemos terminado con aquel asunto de la hoz.
-Extrañaba estas mañanas en el Río.
-Yo también. ¿Mereció la pena ausentarse de la orilla?
La pregunta quedó sin respuesta, mientras las miradas de ambos ancianos se perdían en las aguas oscuras, como si fueran las de una sola persona.

5 comentarios

Kiri -

Voilá...Las mujeres de mi vida.
Sólo falta mi abuela, jajajaja.

Marieta, se me acaban las vacas, buuaaaaa...:-(

Besos a todas.

La_web_ona Medina -

Despejado en todo la peninsula con leves intervalos nubosos en el País Vasco y Cantabria, altas presiones favorecidas por el estancamiento del anticiclón de las Azores.
Leves precipitaciones en el archipielago Balear con predominio de altas teperaturas y nubosidad transitoria en las Canarias.

Marieta -

Precioso, a veces esta palabra se empequeñece, este es un caso. Besitos y grandes abrazos

Kiri -

Gracias, muñeca.
Fluvial más que nada. Es lo que tiene.

Gru -

Un hermoso relato, Kiri. :-)