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Kiribati

Cuentos

Cuentos Cuando mi hija y mis sobrinas eran muy pequeñas, durante los veranos en el pueblo, me las llevaba a dormir la siesta conmigo. Siempre, siempre, tenía que contarles un cuento.
Les conté la leyenda de Arturo, los caballeros de la Tabla Redonda y el Santo Grial. Claro está que los Caballeros de la Tabla Redonda juraban ser ser sinceros, leales, valientes, y ayudar a los débiles:sólo así Arturo los armaba caballeros.
Por supuesto, cayeron las aventuras de Ulises y del Caballo de Troya.
Y también cuentos tradicionales, aunque a veces transformábamos a Caperucita en verde y la convertíamos en una gamberra que le tenía al Lobo comida la moral.
Inventamos también un personaje que ellas aún recuerdan muy bien: la Teja Misteriosa. No sé por qué era una Teja ni que tenía de misteriosa, pero primero daba miedo, después risa y luego terminaba todo bien, porque la teja se caía al suelo, se rompía y la tirábamos a la basura.
El caso es que construimos toda una mitología.
Recuerdo la asombrosa historia del Gigante Jopetones y la Reina de los Elfos, en la que salíamos como personajes los miembros de la familia, además de un árbol enorme, una escalera invisible que arrancaba de detrás de nuestra misma casa, unos caballos color violeta y un campo sembrado de hortalizas parlanchinas.
No es extraño que luego, cuando menos se lo esperaba uno, alguna niña sentenciara con absoluta seriedad que "los pepinos están vivos" o "hay un dinosaurio en el patio" (esto último tras divisar una lagartija). O "al pan le gusta mucho comer gatos".
Y es que las cosas son como son, pero también, a veces, son al revés.
Por lo menos a la hora de la siesta.

Es fantástico tener un país propio al que volver.

Un país donde todo es posible y donde todo termina bien.

14 comentarios

Kiri -

Pues yo os envidio a vosotros vuestra capacidad para reflexionar y estructurar.
Hala.
Claro que besitos, muchos.
:-))

Ciri -

Envidio (sanamente) a las personas que son capaces de fabular de esta manera. Me falta imaginación para inventarme nombres y personajes interesantes. Me ha gustado mucho el post. Esa voluntad de imaginar y de narrar me ha recordado mucho a la que muchas veces pone de manifiesto Carmen Martín Gaite.

Besitos.

Kiri -

Hola.
Pues es que no tengo ni idea de quién eres.
¿No te habrás confundido de blog?
Un saludo de todas formas.
:-)

Luis -

Estuve dando una vuelta por la ciudad y la verdad es que cada día de sorprendes por alguna cosa nueva que creías haber visto.
El 20 de Diciembre tengo organizada una excursión al Museo Del Prado. Espero que ese día pueda verte por fin, y a ver si no pasa lo del aeropuerto. Ahora voy a tomarme una cerveza y luego para casa. Un beso.

Ana* -

Hola. ¿Es aquí el club de fans de Carmelo Gómez? Que venía a apuntarme.

Kiri -

Me da que no va a ser.

Kiri -

Porque mi Johnny no eres, ¿verdad?

Bambolia -

Buenos días, Reina de los Elfos, :-)

Un día de estos me voy a contar un cuento y me lo voy a tener que contar...

Yo lo que hago es imaginar mucho, mucho, mucho, pero con cosas reales, o sea, que fantaseo que es la leche: ya me he visto de cuarenta mil maneras posibles en comidas, cenas, eventos, y fornicios varios, con las personas más insospechadas -mi prefe es Carmelo Gómez, por lo de la dificultad y tal; ya que me pongo a soñar, elijo uno que me pone, valga la redundancia-.

Acabo de despellejar a mi alcalde por lo bien vestido que va: es que pega mucho cante ser sociata y comprarse los trajes en Loewe... jajajaja, es que ya sabéis que los izquierdosos no pueden ser burgueses... cachis, que estupidez... eso merece un cuento. O dos.

En serio, que sólo con los zapatos italianos que llevaba -bué, la procedencia es un suponer, pero tenían la pinta- me pago la entrada a circo espectáculos del Circo del Sol...

Yo seré Fallera Mayor de Valencia, que es mi vocación frustrada. En realidad es algo de lo que sólo ejerzo en petit comité, por aquello de no levantar envidias.

Kiri -

Pues tus fantasías son muy guays.
Menos la de Fallera Mayor, porque puedes terminar convertida en maqueta de ti misma encima del televisor del vecino, je.
A mí también me gusta Carmelo Gómez, pero como mi prometido pa casarnos es Johnny Depp no quiero tampoco hablar muy bien de otros por no desmerecerle y eso.

Kiri -

Bah, pues contar un cuento no tiene misterio, sobre todo si es de los antiguos.
Los cuentos enseñan a los niños que hay situaciones duras, incluso terribles, pero que uno puede defenderse de ellas de alguna forma, que puede haber esperanza, amigos que te ayuden, astucias para engañar a los ogros que te quieran comer...
Aunque, como hablábamos un día, son historias antiquísimas a las que, con los siglos, se les han ido pegando algunos mensajes subliminales indeseables. Pasa con la típicas heroínas que encuentran al Príncipe si son muy buenas, hacendosas y tal.
Pero eso se puede matizar y así añadiremos las ideas de nuestra época al viaje que hace el cuento por los siglos, porque los cuentos están vivos (como los pepinos, je).
El fondo del cuento de Blancanieves, por ejemplo, es tan real como terrible.

Y luego sigo.
:-)

Kiri -

Porque después está el placer de inventar historias. Si es que de verdad algo se puede inventar.
Ocurre que tener una imaginación muy viva es un arma de doble filo.
Cuando alguien es "así" tiene que aprender a construirse agarraderas muy reales y materiales a la vida, para no perderse.

En fin, yo parezco algo diferente a lo que soy. Parezco una funcionaria, parezco una buena madre, parezco un adulto responsable, una ciudadana que paga sus impuestos, cumple sus obligaciones, lee el periódico a diario y pone la música bajita para no molestar a los vecinos.

Pero, esto...en realidad soy la Reina de los Elfos y vivo en un árbol.
Esto es un secreto, claro.

Y no es broma.

Quisiera seguir escribiendo, por aquí y por acullá, pero me mata el cansancio.

Buenas noches a todas las criaturas reales, imaginarias, anfibias y mixtas que revoloteen por esta bitácora.

Bambolia -

A mí me das envidia, y no sé yo si sana... cachisssss!!!

A mí nunca se me dieron bien los cuentos -el contarlos-. Y tampoco me los contaron, al menos, que yo recuerde. Eso sí, me los regalaban para Reyes en forma de libros.

Nunca he sido muy aficionada a los cuentos infantiles, no sé si será porque no soy capaz de meterme en las historias: soy muy poco crédula y me falla la imaginación. Sí, ésa que a otros les funciona cuando leen eso de "Erase una vez..."

Una vez, para darle de cenar a la hija de mi prima -tres horas de reloj- me inventé una familia enterita: uvita era la prota y por supuesto, representaba la historia a medida que la contaba, con un grano de uva clavado en el tenedor iba y venía al plato de comida de la niña para entretenerla... ahora esta niña ha sido madre y me resisto a ir a verla. Sé que estoy quedando fatal pero no me hago a la idea de verla jugando a las casitas -y es lo que está haciendo-. En fin... que ya me he vuelto a enrollar...

Kiri -

Se dice laconismo, sí. Viene de algo de los griegos. Luego lo busco.
Bah, más que bordarlo lo coso. Como los botones, je.
Muchas gracias y que hayas dormido muy bien.

Ana* -

Si. Aquí, por ejemplo. Lo bordas.

El laconismo es a causa del sueño. Sólo quería decir que me ha encantado. Buenas noches. (¿Se dice laconismo cuando hablas poco? Es que me suena raro; mañana lo reviso)