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Kiribati

Aprendiendo a bailar

Aprendiendo a bailar Anoche bailé con El Loco.
Le seguí por el bosque,imitando sus pasos:
su vertiginoso claqué de cascabeles.
El numen danzarín pirueteaba
sobre cada tocón petrificado,
y a mí no me costó nada emularle
porque fluí en estado de mercurio.
El mundo era una arcana caja de cristal
con aristas azules que planteaban
inicios de aventuras por un lado
y principios matemáticos por otro.
Pero cuando llegamos junto al gran árbol negro,
el de las ramas que forman espirales
y las raíces que nacen del mar de hidrocarburos,
El Loco se detuvo y me miró tristemente:
-Ahora ve tu sola, niña de la luz imaginaria.
Y desapareció detrás de un rayo verde.
De inmediato volvimos a empezar
y entonces yo era El Loco.
La niña de la luz imaginaria
me seguía, imitando mis pasos:
mi vertiginoso claqué de cascabeles.
Y las leves variaciones aleatorias,
al cabo de un número de ensayos infinito,
resultaron de todo irrelevantes.

3 comentarios

Kiri -

Bueno, a mí de un himen puede alucinarme la rareza de su especie en vías de extinción, jajaja.
Mmmmm....Color. Sólo me sale eso: ¡mmmmmm!. Como relamerme de gusto.

Eri, un beso en los pinchos.

bErNaR -

A mi lo que me alucina no es ni el numen ni el himen de la danzarina, sino la capacidad de color que tiene tu blog y por tanto, ni lo dudo, tu vida.

Eri -

:)abraçada